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Perspectivas urbanísticas del nuevo distrito 22@

Los cambios urbanísticos en la ciudad de Barcelona continúan. Después de la aprobación del PEUAT (Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos) y el impacto que el mismo ha supuesto en relación con la integración de los usos turísticos en la ciudad y de las Modificaciones del P.G.M para la obtención de vivienda de protección oficial y para la declaración de toda la ciudad de Barcelona como área de tanteo y retracto, todavía pendientes de aprobación definitiva por parte de la Generalitat, llega el turno de la reconfiguración urbanística del 22@.

El 22@ se ha convertido en el distrito de interés, tanto para la inversión privada, como para los colectivos y organismos de la sociedad civil, y para el propio Ayuntamiento. En efecto, se constituye como uno de los últimos núcleos de la ciudad con capacidad de desarrollo y acoge un proyecto urbanístico que tiene como finalidad consolidar un potente HUB o escaparate tecnológico que proyecte y consolide la marca de la ciudad.

Ahora bien, el 22@ también proyecta sombras, principalmente, si atendemos a las dificultades que ha presentado la aplicación de la Modificación del P.G.M que, aprobada en el año 2000 y refundida en el año 2006, dibujó el escenario urbanístico del distrito. Sólo es necesario acudir a las estadísticas para advertir que nos encontramos ante un sector con 369 calificaciones urbanísticas que, además, van en aumento; 173 ámbitos de planeamiento; 52 ámbitos de gestión pendientes de ejecución y; 12 proyectos de urbanización pendientes de ejecución.

A lo anterior debe sumarse un Plan especial de usos y un Plan especial de patrimonio que necesitan una urgente revisión.

El modelo urbanístico del 22@ se encuentra en fase de revisión y la concreción del primer paso, tras casi un año de estudio y trabajo por parte de los agentes implicados, se estableció ayer, día 19 de noviembre, por el Ayuntamiento, mediante la adopción de un acuerdo que culmina con el proceso participativo y establece los compromisos a asumir para la revisión del régimen urbanístico del distrito.

Dichos compromisos atiende esencialmente a tres esferas: la social, la económica y la urbanística, cuyos límites, a veces, resultan difíciles de precisar.

En cuanto a las medidas de carácter social:
– Se pretende virar hacia un modelo de barrio que consolide tejido y dinamice el distrito;
– Se propone reforzar las zonas de equipamiento, mejorando las existentes y potenciando nuevas centralidades de proximidad para los vecinos.
– Se proyecta la mejora de la vialidad para conectar al distrito con las demás áreas de la ciudad
– Se propone la consolidación del patrimonio arquitectónico, actualizando catálogos y anexos y, entendemos, necesariamente, proyectando la modificación del Plan Especial de Patrimonio del Poblenou.

En cuanto a las medidas de carácter económico:
– Se propone proteger el uso comercial y, en concreto, el comercio de proximidad;
– Se somete a examen la implementación práctica de los usos actualmente permitidos, proponiéndose su flexibilización. Lo anterior, debería contemplar, en nuestra opinión, también, una modificación del Plan Especial de usos del Distrito de Sant Martí;
– Se somete a examen la intensidad de la actividad económica de oficinas y hotelera.

En cuanto a las medidas de carácter urbanístico:
– Se prevé un incremento del parque de vivienda de social, preferentemente en el ámbito norte que permita pasar de la reserva actual del 10% a una reserva del 30% (que se traduce en una previsión de 5.000-6.000 viviendas);
– Se proyecta eliminar el 22@ en la zona sur para que dicha área se integre con las características típicas del barrio del Poblenou.

El futuro del distrito de 22@ no debería heredar los vicios cometidos hasta la fecha. Veremos que sucede y si se alcanza consenso para la elaboración de un instrumento de planeamiento urbanístico que permita una gestión urbanística ágil y ponderada, que habilite el desarrollo de usos que, sin apartarse, del ámbito tecnológico, posibiliten actividades más modernas, como por ejemplo el coliving, o los espacios ambivalentes y flexibles, y que permitan la creación de actividades híbridas, más coherentes con las necesidades actuales. Y todo lo anterior sin erradicar las sinergias de barrio propiciadas por una adecuada gestión del uso de vivienda.

El cambio del régimen urbanístico del 22@ podrá suponer la activación de proyectos que actualmente se estiman inviables, por los problemas derivados de la gestión urbanística, la atomización parcelaria, o la incompatibilidad de usos y, en su contra, la limitación de proyectos actualmente viables.

Deberá seguirse la evolución del acuerdo adoptado y la materialización de los compromisos asumidos en instrumentos de ordenación que deberían ir más allá de la esfera política.

Silvia Mañà

Directora del Departamento de Real Estate

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